domingo, 4 de septiembre de 2011

Tenemos ilusión, nos sobra "esperanza"



(Imágenes del encierro de miembros de la Junta de Personal Docente
en la Dirección de Área Territorial de Madrid-Capital)


Corren malos tiempos para los que creemos en los servicios públicos. Soy profesora de la Escuela Oficial de idiomas en Madrid y los nuevos recortes en mi sector han colmado el vaso de nuestra paciencia. Llevamos ya muchos años dando pasos atrás, quizá imperceptibles para muchos, pero no por ello menos importantes.

Ya sé que estamos en crisis y hay que recortar gastos. Lo sé bien porque lo hago cada día desde que me bajaron el sueldo y no rechisté. Pero me indigna que a medida que recortan en profesorado, aumenten las deducciones fiscales para los que estudian en la escuela privada, por ejemplo.

No voy a ahondar más en el debate de si público o privado, allá cada uno con su opinión, pero sí me revuelvo, blog en ristre, contra la difamación que Esperanza Aguirre y Lucía Figar están extendiendo con sus declaraciones sobre nuestras horas de trabajo. Trabajamos 18 horas dentro del aula y más del doble hasta completar nuestra jornada en el centro. A eso se le suman las horas invisibles de preparación y corrección en casa, en nuestro ‘tiempo libre’. ¿O acaso pensáis que un cirujano solo trabaja cuando opera?

Reconozco mi culpa por contribuir durante mucho tiempo a que se tenga esta opinión sobre nuestro trabajo porque en incontables reuniones con amigos o familiares les he dejado bromear sobre nuestra ‘buena vida’. Pero basta ya de complejos. Yo trabajo mucho y muy bien. Ahora trabajaré aún más pero peor, y con la angustia de ver que en mi Escuela faltan compañeros que estaban otros años.

Ahora nos ha tocado a los profesores pero este estilo se está imponiendo y ya os afecta a todos. Que Dios nos pille confesados.