En ruta entre el Serengeti y el Ngorongoro nos encontramos a tres niñas por la carretera. A una de ellas, la de la foto, le acababan de hacer la ablación. Con la cara pintada de blanco, para hacerlo público, tenía que estar ahora cuatro días deambulando, buscando agua y comida, antes de volver al poblado convertida entonces en mujer pura. Yo no habría durado ni medio día en esas condiciones (debe ser que ni soy muy mujer, ni muy pura) y, por más que lo intento, hay cosas que no entenderé nunca desde donde estoy. Soy mzungu (blancucha).
sábado, 28 de agosto de 2010
No elegimos dónde nacemos
En ruta entre el Serengeti y el Ngorongoro nos encontramos a tres niñas por la carretera. A una de ellas, la de la foto, le acababan de hacer la ablación. Con la cara pintada de blanco, para hacerlo público, tenía que estar ahora cuatro días deambulando, buscando agua y comida, antes de volver al poblado convertida entonces en mujer pura. Yo no habría durado ni medio día en esas condiciones (debe ser que ni soy muy mujer, ni muy pura) y, por más que lo intento, hay cosas que no entenderé nunca desde donde estoy. Soy mzungu (blancucha).
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Elena, me gusta el nuevo "look" de tu blog. Yo le cambio el suyo a mi blog cada cumpleaños, es su regalito. Con este cambio de color no muy "mzungu" tu blog se proyectará al estrellato. Lo que le espera a su autora será un explosión de color. Y si no al tiempo.
ResponderEliminarYo como soy un cateto integral no entiendo estas prácticas salvajes que se se encubren en las culturas de los pueblos sin que se les pueda llevar a los tribunales o por lo menos fusilarles con mierda.
ResponderEliminarNo es cuestión de catetismo. Es que tú también eres mzungu y esto es algo cultural (o, más bien "incultural").
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