Ni mi barrio ni mi casa tienen gran atractivo, para qué nos vamos a engañar, pero las puestas de sol a veces se ponen rabiosas y eso me gusta. A derecha de estas nubes, que parece que han hecho una grieta en el cielo, se recortan las cuatro torres famosas. Tan famosas, que ya no me interesan.
¡Jolines maja qué atardeceres de final de curso!, un rato más y se te aparece el espíritu de las asignaturas pencadas para septiembre.
ResponderEliminarNo conozco tal espíritu, Richi, pero ya veo que tú lo has invocado a menudo. A mí estas escenas me recuerdan a mis días de Diosteama en el colegio y me echan un poco pa'trás, la verdad.
ResponderEliminar